sábado, octubre 02, 2004

ES UNA DECEPCIÓN ver a quien es capaz de escribir algo tan magistral como Baudolino -que disfruté aún más que El nombre de la rosa y El Péndulo de Foucault- sucumbiendo a ese miedo al progreso más propio de esos tiempos 'oscuros' de la Edad Media retratados en sus novelas.

Y aún es mayor la decepción cuando ese autor, además de novelista, es un académico mundialmente reconocido por sus estudios sobre la comunicación humana, como escribe Juan Carlos Girauta:
Las insólitas declaraciones de Umberto Eco acerca de los peligros de Internet son una significativa muestra del desconcierto que las nuevas realidades tecnológicas, políticas, económicas y sociales han ocasionado en la intelectualidad europea y, simultánea o sucesivamente, en el periodismo y en la clase política. Si un hombre del talento de Eco, que ha dedicado su vida a meditar justamente sobre la comunicación, puede ser víctima de esta modalidad del miedo a la libertad y considerar que la red de redes es un peligro capaz de imposibilitar la existencia de referentes culturales comunes, ¿qué podemos esperar de la legión de profesores y opinadores que tocan de oído?
ACTUALIZACIÓN. Excelente entrada de Manuel Almeida comentando la jugada.

ACTUALIZACIÓN II. También lo es la de Algernon.