domingo, junio 29, 2008

ES CURIOSO ver cómo hay quienes prefieren quedar como estúpidos antes que reconocer un efecto positivo en algo con lo que se está en contra. Un buen impermeable no admitiría jamás que la guerra de Iraq puede haber tenido efectos positivos en cuanto a la proliferación nuclear: es más que plausible que el que un país se embarque en una costosísima operación bélica que lo enemista con casi todo el planeta sólo para evitar tal riesgo tendrá un efecto disuasorio sobre los que puedan tener veleidades atómicas. Demuestra que ese país va en serio y no se anda con chiquitas. Pero como buenos impermeables La Vanguardia, a propósito de la desnuclearización de Corea del Norte escribía hace un par de días (requiere suscripción):
Ya es la segunda vez en pocos años que la negociación diplomática multilateral y el uso de incentivos han permitido frenar la proliferación de armas nucleares. Escarmentado por el destino de Sadam Husein, el líder libio Muamar el Gadafi renunció a su programa atómico en el 2003, después de la invasión de Iraq. Desde entonces Trípoli ha normalizado en buena medida sus relaciones con Occidente.
Sí, sí, la guerra de Iraq fue toda una muestra de negociación diplomática multilateral y del uso de incentivos, sí.