sábado, junio 12, 2010

DESDE EL PASADO 8 de junio, llevar una camiseta del Che, de Stalin, o la hoz y el martillo en Polonia supone multa o incluso cárcel. Y me parece muy mal, por muy despreciables que me parezcan esos personajes y símbolos. Del mismo modo que me parece mal que se prohíba cualquier otro tipo de simbología. Sí, incluida la nazi. Siempre digo que en cuanto a la libertad de expresión soy un absolutista. Me parece peligroso limitarla, en primer lugar por la pendiente resbaladiza: con estas cosas se sabe dónde se empieza pero no dónde se acaba. Además, ¿quién decide lo que se debe prohibir y lo que no?

Y es que no es conveniente judicializar asuntos, o crear figuras de delito, que dependen de la subjetividad del una de las partes. Porque, por ejemplo, a mí me pueden dirigir el insulto más grave que lo ignoraré, pero puede haber alguien que se moleste muchísimo simplemente porque le llamen idiota. La ofensa no es medible. Del mismo modo, hay a quien seguramente le molesta más ver a alguien que lleva la gorra con la visera hacia atrás de lo que a mi me molesta ver a alguien con la camiseta del Che. ¿Significa eso que Pérez-Reverte podría pedir que llevar la gorra como un rapero sea delito? Posiblemente alguno me dirá que los símbolos son objetivos: una camiseta con la cara de Stalin es indiscutible que es una camiseta con la cara de Stalin. Pues ni eso: lamento no tener el enlace a mano, pero recuerdo que en Alemania ha habido gente que ha tenido problemas en manifestaciones contra el nazismo por llevar cruces gamadas encerradas en una señal de prohibición. Aunque era claramente un rechazo al símbolo, el mero hecho de mostrarlo, aunque en señal de crítica, era suficiente.

Pero es que, sobre todo, creo que permitir que la gente diga lo que quiera, o lleve los símbolos que quiera, me parece algo tremendamente útil. Yo no quiero pensar que estoy hablando con alguien que es un racista, o neonazi, o un defensor de un asesino como Stalin o el Che, pero que no lo sé... porque él teme expresarlo por miedo de ir a la cárcel. Prefiero que él "se etiquete" a sí mismo y así yo pueda obrar en consecuencia. Por ejemplo, enviándolo a la infierno.

ACTUALIZACIÓN. Con las prisas he publicado el post antes de terminarlo; el segundo párrafo es añadido.