miércoles, octubre 08, 2008

OS VOY a desvelar un secreto que ya no es posible mantener. Dado el pobre nivel de los dos candidatos a la Casa Blanca, no me ha quedado otro remedio que ceder a la presión popular: esto es lo que me ha mantenido alejado del blog durante las últimas semanas:



Je.

ACTUALIZACIÓN. Otro je.

jueves, octubre 02, 2008

ESTÁ CLARO que Zapatero está intentando por todos los medios que no lo inviten a la Casa Blanca jamás:
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, confesó al consejo editorial del diario 'The New York Times' que lo que más teme en el caso de que el candidato a la Casa Blanca John McCain gane las elecciones estadounidenses es un "restablecimiento" de la Guerra Fría con Rusia, según ha revelado uno de los columnistas del diario.
El original aquí, del poco elegante Nicholas Kristof, que parece desconocer el significado del off the record:
Mr. McCain’s lead-with-the-chin approach to Russia reflects the same pugnacity that resulted in obscenity-laced dust-ups with fellow Republican senators, but it’s less endearing when the risk is nuclear war. Do we really want to risk an exchange of nuclear warheads over Abkhazia or South Ossetia? The Spanish prime minister, José Zapatero, told me a few days ago that what he fears most under a McCain administration is a revival of the cold war with Russia.
Cedo la palabra a Hermann Tertsch:
En su viaje a Nueva York, precedido de una mansalva de insultos y acusaciones al capitalismo y a Estados Unidos, Zapatero se presentó como un auténtico buhonero -según sus amigos avergonzados- ante una «cúpula empresarial» de medio pelo que no podía creerse tanta obsequiosidad y autocomplacencia. Ayer estaba en San Petersburgo donde se entrevistó con el presidente Medvedev -tan subalterno como los empresarios del encuentro neoyorquino-. Tranquiliza tener al presidente por pagos donde puede hacer poco daño. Ante la falta de interés y relevancia de todo lo que Zapatero y Medvedev puedan hablar y tratar, era buena ocasión para que el presidente saque al menos un poco la pata del charco en el que la metió cuando le dijo al New York Times que, con la elección de McCain, temería una reedición de la guerra fría. La cosa, diría algún castizo, tiene pelotas. Rusia invade a un país vecino soberano y declara la independencia de dos partes que le apetecen, machaca a su oposición, liquida a los medios críticos, manda asesinar a periodistas, empresas y gente incómoda en su territorio y en el exterior, extorsiona a los vecinos, amenaza a toda Europa y reclama un veto sobre las decisiones de las democracias occidentales y sobre las de la OTAN. Y resulta que el peligro de la Guerra Fría lo ve nuestro gran perspicaz en la posibilidad de que los norteamericanos elijan a un presidente que no es el que quieren él y Pepiño.
Ouch.