MÁS SOBRE la situación en Ucrania, con un testimonio de primera mano. La omnipresente Mónica ha dejado un comentario en esta entrada que, por su interés, reproduzco íntegramente aquí para que tenga más visibilidad:
Siento no ajustarme del todo al tema de la entrada pero me llegan noticias frescas sobre Ucrania por vía telefónica. Concretamente, desde Lviv que, como sabreis, es una de las principales ciudades de la zona occidental del país, donde predominan los partidarios del opositor Yushchenko. Junto con Kiev, es allí donde se han producido las principales manifestaciones de lo que ya se conoce como Revolución Naranja.Gracias por tu aportación, Mónica.
Mi informante, hermana de una inmigrante ucraniana de origen polaco que trabaja aquí en Sevilla, piensa que corre un riesgo al contar esto por teléfono, así que se merece que yo intente darle la mayor difusión posible.
Me cuenta que estos días el gobierno ha mantenido a la población de Lviv sin sumistro de agua, sin luz y sin autobuses con el fin de hacerles desistir de sus protestas.
Esta mañana ha quedado bloqueada la emisión de la cadena de televisión Cinco, la única que hasta ahora venía difundiendo algo que no fueran las consignas oficiales. Las otras dos que existen en el país –ambas públicas- están controladas por el yerno del presidente saliente Kuchma, así que no es difícil de imaginar cuál es su línea editorial. Con las radios ocurre lo mismo. Se martillea a la población con la idea de que la UE "quiere convertir en esclavos a los ucranianos" y que eso será lo que ocurrirá si gana Yushchenko.
Ante el apagón mediático, la gente intenta informarse como puede. La confusión y la alarma van en aumento. Circulan rumores de que el gobierno ha excarcelado a cientos de criminales y que los ha disfrazado de policías para amedrentar a la población. Lo que sí tiene certificado de garantía es que en los prolegómenos de las pasadas elecciones numerosos mandos policiales fueron relevados de sus funciones, siendo sustituidos por sicarios del gobierno. Mucha gente asegura haber sido encañonada a punta de pistola por los propios agentes de policía como advertencia de lo que podía pasarles si osaban no votar por Yanukovich.
La población sigue teniendo miedo. Miedo a las autoridades y miedo a la guerra civil. Sin embargo, la población de Liviv mantiene viva la esperanza y por todas partes pueden verse las bufandas naranjas. (Ahora mismo salgo a comprarme una).
Mi amiga también me pide que aclare que no hay ningún componente nacionalista en este movimiento. Sólo anhelo de democracia y libertades en Ucrania. Los partidarios de Yushchenko lo que desean es acabar con la actual tiranía (un régimen de poder omnímodo dominado por la antigua burocracia soviética, indiscernible de las nuevas mafias) y seguir la senda democratizadora y europeista de otros países del antiguo bloque comunista, como Polonia y la República Checa.
Hará un par de horas que he hablado con mi amiga. No sé hasta qué punto la tranquilizarán estas declaraciones de Putin.
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