viernes, enero 21, 2005

PARECE SER que lo que ayer calificaba como impagable no lo era tanto: Patrick Burk, la persona detenida en el aeropuerto de Nueva York llevando un arma, había sido guardaespaldas de Michael Moore -y del presidente Clinton- en el pasado, pero no ahora. De todos modos, la hipocresía del orondo personaje que denunció en su docutrola la tenencia de armas por los estadounidenses se mantiene; se llamen Burk o no, Moore no sale de su casa si no es rodeado de escoltas armados hasta los dientes.