QUE ALGUIEN ME DIGA si esto es una muestra de información objetiva presentada de forma neutra:
Un hombre, decía Winston Churchill, es tan grande como las cosas que le ponen furioso. Tony Blair se mostró ayer furioso de veras, no sólo con quienes han atacado ya dos veces Londres, sino con los políticos y periodistas que creen que la guerra de Iraq ha propiciado la motivación, el reclutamiento y la financiación de terroristas. Es fácil enfadarse, decía Aristóteles, lo difícil es enfadarse con la persona adecuada, en el momento adecuado y de manera adecuada.Y sigue así; no es un artículo de la sección de opinión (donde obviamente sí hay lugar a enfoques como este), sino que encabeza la sección de Internacional.
La primera rueda de prensa del premier desde los atentados del 7-J mostró la cara de un Blair más irritado que nunca, como si su ira pudiese destruir el mal. "No hay que ceder ni un milímetro al terrorismo - proclamó con una mueca de rabia-. El 11-S fue como un despertador, pero después mucha gente dio media vuelta y se puso a dormir otra vez. Es necesario combatir no sólo los métodos de los terroristas, sino sobre todo la ideología que se esconde detrás de ellos".
Lo que realmente sacó de sus casillas a Blair fue la sugerencia de que la guerra puede tener algo que ver con la ola de atentados en Londres. "Ya es hora de apartar de una vez por todas la ridícula noción de que existe algún tipo de equivalencia entre el asesinato deliberado de gente inocente y lo que nosotros hacemos en Iraq y Afganistán, ayudando a construir una democracia". Por un momento pareció que la cólera del primer ministro iba a derretir esa espesa capa de maquillaje que se pone a costa del contribuyente, tan polémica en los últimos días.
ACTUALIZACIÓN. Hoy están sembrados: "Washington toma posiciones en el Sahara", titulan en otro artículo, que sigue: "Estados Unidos está buscando una base estable en los países del noroeste de África, de tradicional influencia francesa. La ayuda militar está llegando a raudales a Mauritania, Níger, Argelia, Mali y Chad con el argumento de impedir que grupos armados supuestamente ligados a Al Qaeda campen a sus anchas por la región."
El artículo está ilustrado con un mapa de la zona en el que, aparte del nombre de los países y los puntitos de las capitales, sólo hay dos otros iconos dignos de resaltar: los yacimientos petrolíferos y las minas de uranio.
Ya se sabe que son las únicas cosas que les interesan a los marditos yanquih.
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