MANUEL TRALLERO es votante del PSOE y, además de escribir en La Vanguardia, es autor de un libro titulado "Contra el PP". Pero mi gruñón favorito escribía ayer una columna titulada "La zafiedad de Zapatero":
El paso del tiempo está provocando al presidente del Gobierno español una especie de plan Pond´s de belleza en siete días, pero al revés. Ya se le ha borrado la sonrisa de niño bueno, la imagen de metrosexual, la sonrisa de Bambi, el yerno que todos querríamos tener, el hombre a quien le compraríamos un coche de segunda mano sin mirar el motor o le firmaríamos un seguro de vida sin leer la letra pequeña; ya no tenemos tropas en Iraq y los homosexuales pueden casarse. Perfectamente, de acuerdo, ¿y ahora qué? Cada día aumenta la sensación en mi fuero interno de que Zapatero tiene cada vez menos cosas que decir y, lo que es peor y mucho más preocupante, que cuantas menos diga mucho mejor para todos los demás.Eso debe doler. Me pregunto cuánto tardarán en confeccionar un dossier sobre él, aunque me da en la nariz que eso le importará una higa.
No es que haya llegado a los niveles semánticos de la señora vicepresidenta del Gobierno, que en lugar de hablar parece que provoque un atropello sintáctico con su verbo estropajoso, pero la levedad del ser, su inconsistencia gramatical y su grosor intelectual apenas perceptible conducen a la vacuidad, a la trivialidad y por ende a la vanidad que rodea a los supuestos grandes hombres. Estamos ante un verdadero agujero negro en forma de presidente del Gobierno, que da a estas alturas una imagen hueca como una cáscara vacía, un spot publicitario, hasta un dibujo animado, si quieren, pero nada más.
No os perdáis el resto, si estáis registrados en La Vanguardia. Si no, ya sabéis; o quizás ocurra como otras veces, que un buen samaritano cuelgue el texto completo en los comentarios.
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