viernes, abril 28, 2006

MANUEL TRALLERO:
La cosa ya suena a recochineo. Y la gente del Carmel, la muy buena gente del Carmel, no merece semejante afrenta. Primero se les caen las casas; luego les aseguran que pueden volver; después han de salir corriendo de sus pisos; y posteriormente deben regresar para buscar las fotos de la boda y los recuerdos de toda una vida entre los escombros. Más tarde se pasan meses viviendo en hoteles y ahora resulta que por las ayudas recibidas tendrán que tributar a Hacienda, cuando se les aseguró por activa y por pasiva que estarían exentos. Menos mal que, como me dijo un miembro del actual Govern, "no hubo ningún muerto y tendrán casas mucho mejores de las que tenían".