CUANDO PAJAMAS MEDIA informó por primera vez sobre la odisea de Zahra Kamalfar, la refugiada iraní llevaba 73 días atrapada junto a sus dos hijos de corta edad en la zona de tránsitos del aeropuerto de Moscú.
Hoy, dos meses más tarde, sigue ahí. Eso es un limbo jurídico, y no el de los prisioneros de Guantánamo, que al fin y al cabo son combatientes enemigos capturados en el campo de batalla.
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