lunes, febrero 26, 2007

MANUEL TRALLERO:

La señora Ángela Bustillo tuvo en cierto momento de su existencia el convencimiento de que lo que más le convenía a ella y a sus intereses no era otra cosa que presentarse a la elección de miss Cantabria, con tal éxito que la referida señora fue la elegida y resultó vencedora. Hay que suponer que la señora Ángela Bustillo se había leído las bases del concurso o que al menos se había enterado de ellas. No hay constancia alguna de que la señora Bustillo presentase protesta o denuncia alguna porque en ellas se especificase bien claramente que semejante competición exigía de las misses que no tuvieran descendencia ni estuvieran camino de tenerla. Por lo visto, sólo cayó en ello una vez que se alzó con el anhelado título.



De todo este sarao que ha montado hábilmente la señora Bustillo, y en el cual ha entrado al trapo la opinión pública de la mano de los llamados medios de comunicación, hay una cosa que me repatea profundamente los higadillos y es que se acepta, como la cosa más normal del mundo, que la señora Bustillo hiciera trampas. Si a la señora Bustillo le parecía tan mal, ¿por qué no lo denunció antes?, o incluso mejor, ¿por qué se presentó? La señora Bustillo no estaba dispuesta a perderse sus cinco minutos de gloria ni esa popularidad efímera de la prensa en general y la rosa en particular. Ahora resulta que una miss es el paradigma de las feministas, cuando a cualquier feminista y a cualquier ser humano con dos dedos de frente semejantes concursos de los llamados de belleza les deberían parecer una forma humillante de tratar a la mujer, tan humillante como el dichoso anuncio de Dolce Gabanna que por lo visto invita a la violencia sexista.



Pero, quiá, el problema no es ése, el problema es que a la señora Bustillo la hayan discriminado por ser madre.

A mí lo que me parece absurdo es que se olvide de que la organización de Miss España y demás concursos de belleza es privada, y por tanto libre de imponer las condiciones que crea oportunas. Del mismo modo que cualquiera es libre de no presentarse a ellos si entiende que las condiciones no son justas.



Y aún más absurdo es que se diga que se discrimina a la mujer porque a los hombres se les permite presentarse a Mister Loquesea siendo padres y a las mujeres no. Porque la maternidad afecta físicamente a la mujer de un modo bastante distinto a lo que afecta al hombre. Para éste, el engendramiento en sí mismo supone una implicación orgánica que se diferencia muy poco de una masturbación.



Se puede discutir si esta circunstancia justifica la diferencia (aunque como decía, una organización privada debería ser libre para decidir qué condiciones quiere exigir), pero es absurdo argumentar como si ésta no existiese. Pero existe, y en los concursos de belleza se reflejan en algo más que en permitir o no tener descendencia. Al fin y al cabo, creo que para presentarse a Miss Loquesea, a diferencia de Mister Loquesea, se exige entre otras cosas no tener pene. ¡Qué discriminación!