¿EL EXPERIMENTO? Empezó bien, pero enseguida perdió fuerza y se convertió en algo largo, incluso tedioso. Algunas preguntas fueron inteligentes y bien planteadas, otras dieron pena. Demasiadas pedían que el estado solucione problemas -o quejándose de que no lo hiciera-, ninguna sobre la creciente limitación de las libertades individuales.
Eso sí, me pareció notar que buena parte de las reacciones eran de una cierta incredulidad, como si no tragaran con la verborrea a veces -por decirlo suavemente- desordenada. Muchas preguntas eran como los salmones que le ponían a Franco cuando pescaba, así que el título del programa no debería haber sido "Tengo una pregunta para usted" sino "Me alegro de que me hagan esas preguntas".
Televisivamente no estuvo mal, con una escenografía calcada del ejemplo francés, persona en silla de ruedas incluida (por lo menos no se acercó a ella como hizo Ségolène Royal). En el pasillo, claro: por lo visto no tuvieron tiempo de adaptar uno de los bancos del decorado para que estuviese como los demás y así quedaba todo como más visible.
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