JO, GREGORIO MORÁN -a quien en varias ocasiones he citado aprobatoriamente- hoy va fuerte (requiere suscripción):
La gente ha de ser idiota y eso quizá les salve de la depresión, el cansancio, las drogas, la humillación y esa sensación de ardor en el estómago que provocan las situaciones indigeribles. No se crean una puta palabra de aquellos felices columnistas que jalean su oposición a la guerra de Iraq. Están tan acostumbrados a engañarse y a considerarse la sal de la tierra que hasta se olvidan de lo que escribieron entonces. Como pensar, lo que se dice pensar, no pensaron nunca, se creen sus propias mentiras. Cuando Estados Unidos invadió Iraq y el señor presidente Aznar apoyó con armas y bagajes, la mayoría de los columnistas de opinión apoyó la invasión, salvo pegas de menor cuantía. Si alguien se molesta o se da por aludido le animo a reproducir sus artículos íntegros, digo íntegros, y no el parrafito aquel dejado caer, por si acaso. Somos veteranos, tenemos el culo pelado de las patadas recibidas y olemos a rancio, pero a ciertas edades comulgar con ruedas de molino es un esfuerzo que nos viene demasiado grande.No sé, quizás viva en un planeta distinto al de Morán, pero en el mío la inmensa mayoría estaban claramente en contra de la guerra. Y de esos, la mayoría siguen en la misma opinión, sin haber intentado escurrirse de ello. En vez de animar a los demás, ¿por qué no se anima él a dar nombres? El artículo es largo, y aparte de llamar idiota a Bush -nada nuevo- suelta párrafos plácidos y elegantes como este, que pego aquí sin comentarios:
Si uno reconstruye la preparación y ejecución de la venganza islámica sobre España no sabe si asombrarse más de la incompetencia de unos servicios de espionaje e información como los españoles o el desparpajo con el que fueron preparando los atentados del 11 de marzo. Hay que decirlo todo. La cadena de mandos del Partido Popular reveló su ineptitud absoluta y si ese caballerete con aspecto de cura tocaniños, Ángel Acebes, tuviera una pizca de dignidad y colocara el cilicio en el cerebro para que se le activara, empezaría siempre sus intervenciones con una petición de disculpa a la ciudadanía. O sea que declaran la guerra a Iraq y siguen como si no pasara nada. Siento un desprecio absoluto por Zapatero y su troupe,pero no es nada comparado con la repugnancia que me produce la dirección del Partido Popular; no sólo por su cinismo, que va en el oficio, sino por su incompetencia sumada a su irresponsabilidad. Declaran una guerra y se van a jugar con las encuestas electorales. Y como siempre cayeron los más inocentes.Lo de la repugnancia está claro, sí.
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