LA POLÍTICA ANTITERRORISMO ISLÁMICO del gobierno Zapatero será todo lo criticable que se quiera (en eso no entro ahora), pero con distorsiones como la de ElConfidencial.com se hace un flaco favor a la verdad. Brama el diario de Jesús Cacho:
Golpe directo del New York Times a los servicios de seguridad españoles por la operación desarrollada recientemente en Barcelona contra una supuesta célula terrorista. El diario estadounidense afirma en un artículo que la detención el pasado 19 de enero de un grupo islamista radical que pretendía cometer atentados en el metro de la Ciudad Condal “reventó una inusual fuente de inteligencia con acceso a zonas tribales de Pakistán”.Pero la verdad es que si se lee el artículo completo del diario neoyorquino se ve que la mención de esa pifia de los servicios de seguridad españoles se hace muy de pasada; no es ni mucho menos ese "golpe directo" sino una línea en un artículo que repasa la trama y sus ramificaciones pakistaníes. Este es el párrafo:
[...] Sin más evidencias que “unos temporizadores rotos y pequeñas cantidades de explosivos”, según publica el NYT, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y la Guardia Civil dependieron en extremo del testimonio de este informador, considerado importante por los servicios de inteligencia europeos por su acceso a grupos radicales paquistaníes, para llevar a cabo la operación. El diario también destaca la insistencia de las fuerzas de seguridad españolas durante las últimas semanas sobre la inminencia de un atentado en nuestro país.
The largely Pakistani cell formed quickly in Barcelona with support, and perhaps direction, from the tribal areas of Pakistan, the authorities said. According to the arrest warrant in the case, three suicide bombing suspects arrived in Spain within the last four months and the bomb making suspect had recently spent five months in Pakistan.
With Spain preparing for elections next month, the suspected plot was an eerie echo of the March 11, 2004, Madrid transit bombings, which killed 191 people just days before the last election.
In the weeks since the arrests, Spanish officials have backed off their claim that an attack was imminent. They seized evidence like broken timing devices and small quantities of explosives. But they acknowledged that without more evidence of bomb making, they were relying heavily on the testimony of the informant to make their case, which had blown the cover of a rare intelligence source with access to Pakistan’s tribal areas.
Even so, in interviews, Spanish, American and other European officials — most speaking on condition of anonymity because the inquiry is not over — said the plot was indicative of the terror threat from Pakistan.
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