FRANCESC-MARC ÁLVARO (requiere suscripción):
Algunos se ponen la venda antes de la herida y nos advierten que no podemos juzgar lo que representan los Juegos de Pekín desde nuestros valores occidentales. Para una corriente desgraciadamente cada vez más extendida, debe trasladarse el relativismo cultural (que, por ejemplo, considera la ablación del clítoris algo aceptable en tanto que propio de una comunidad) al terreno de lo explícitamente político. Se nos invita, en contra de la herencia ilustrada, a aparcar al análisis crítico porque se parte de la idea de que nuestra lógica no puede comprender otra civilización y, por tanto, debemos actuar como meros espectadores neutrales ante cualquier fenómeno alejado de nuestra experiencia.
Esta forma de proceder se presenta como respetuosa y tolerante ante la diversidad cuando, en realidad, es profundamente paternalista, reaccionaria y neocolonial. Porque niega - en plena era hiperglobal- a otros pueblos no occidentales, en este caso a los chinos, la posibilidad de romper esquemas y adoptar aquellos valores y aquellas reglas que nosotros - europeos que gozamos de garantías de todo tipo- hemos colocado en el centro de nuestras vidas porque hemos entendido que asientan la dignidad, la libertad, la justicia y el bienestar.
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