domingo, enero 25, 2009

GERMÁN YANKE:
Para describir lo que está pasando podemos imaginar cualquier imagen o metáfora con la única exigencia de que sea absurda. Por ejemplo, un equipo de fútbol en el que sus dirigentes y jugadores se pasen el día perorando sobre la posibilidad de que los comentaristas acierten o se equivoquen sobre el pronóstico del próximo partido, ¿Preparan una estrategia? No, no hay tiempo, están todo el día diciendo que los agoreros puede que no acierten, enarbolaando -con gran dedicación a los archivos y las estadísticas- los resultados de antiguas ligas y explicando que, aunque hayan perdido los últimos partidos y vaya a ocurrir lo mismo en el próximo, no tiene por qué seguir pasando en los siguientes. Añadamos asimismo que, para dar un toque cosmopolita al asunto, recuerdan con oportunidad o sin ella que también el Manchester perdió el mes pasado y que, en el fondo, ellos quieren jugar como el Inter. ¿Se entrenan? No hay tiempo, caramba, teniendo que responder a tanto teórico dando malas noticias.

En esas estamos. El debate sobre las medidas y los planes para combatir -o paliar al menos- la crisis parece haberse convertido en una cuestión de medición de los guarismos que la certifican.
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