viernes, julio 17, 2009

ME SORPRENDE que todo un intelectual como Felipe Fernández-Armesto caiga en la falacia de que criticar al Islam es una forma de racismo. Parece mentira que haya que decir estas cosas tan evidentes, pero lo haré: el Islam no es una raza, sino un sistema de creencias tan criticable como cualquier otro.

A ver si nos entendemos de una vez: el criterio que distingue una crítica legítima de otra que no lo es consiste en observar si aquello que se critica, o incluso aquello que se discrimina,  es algo de lo que las personas pueden desprenderse o no, de si es algo que han elegido libremente --lo que haría que la crítica sea siempre legítima--, o si por lo contrario se trata de algo que forma parte intrínsecamente de la persona y que por tanto la persona no puede evitar --lo que convierte la crítica en ilegítima--. Así, no se puede criticar la raza o las circunstancias físicas de alguien, pero sí puede hacerse respecto a ideas o creencias, incluidas las religiosas. O respecto a cuestiones políticas, por ejemplo sistemas de financiación de Comunidades Autónomas, claro.

¿Ya?