miércoles, septiembre 02, 2009

EL PADRE de Máximo Pradera:
Zapatero empleó un grave tono al hablar de la coyuntura económica y anunciar un impreciso aumento de la presión fiscal destinado a rebajar el elevado déficit de dos dígitos de las cuentas públicas previsto para el cierre de 2009. Se diría que los severos desmentidos dados por los obstinados hechos a los pronósticos aventurados del presidente del Gobierno durante los dos últimos años (desde el cuestionamiento mismo de la existencia de la crisis hasta el anuncio de una rápida salida de la recesión) le han enseñado a profetizar con mayor cautela y a matizar sus milagreras creencias en la capacidad del optimismo para crear puestos de trabajo. Las tendencias de los gobernantes a hacerse trampas en el solitario y a compartir las ensoñaciones de la lechera del cuento pueden moderarse con realismo cognoscitivo para apreciar las situaciones y con prudencia moral para adoptar las decisiones. El veterano espartaquista alemán Heinrich Blücher, amigo de Bertold Brecht y marido de Hannah Arendt, decía a sus alumnos que los pesimistas incurrían en cobardía pero que los optimistas pecan de necedad.
Mmmm. ¿En quién estará pensando?