viernes, octubre 23, 2009

JOHAN NORBERG:
La mayoría  de los banqueros se merece los ataques de los que son víctimas estos días. Los errores absurdos y la mera estupidez que hemos visto en los mercados financieros en la última década no son lo que habríamos esperado de los maestros del Universo. Y el costo de los salvatajes da un nuevo significado al concepto “ladrón de bancos”. Pero los banqueros no son los únicos a los que debemos ver de manera distinta. Otra víctima de la crisis debería ser la fe en los poderes y las virtudes de los reguladores del Estado, porque sus huellas digitales también se encuentran esparcidas por toda la escena del crimen.

Solamente en EE.UU. hay 39.000 personas trabajando a tiempo completo para regular los mercados financieros. ¿Qué hicieron cuando la burbuja se estaba inflando? Bueno, ayudaron a inflarla. En los años setenta y ochenta aprendimos que la regulación de los productos comerciales generó muchos problemas. La escuela de opción pública nos enseñó que cuando los reguladores tienen que escoger entre aumentar sus poderes y presupuestos y lo que beneficia a la sociedad, muchas veces escogen lo primero. Incluso la regulación bien intencionada muchas veces produce consecuencias imprevistas que convierten pequeños problemas en grandes.    

(via) Leedlo entero.