SI UNO NO SUPIERA de qué va la cosa, parecería que la reforma sanitaria ya ha entrado en vigor en Estados Unidos, a juzgar por el artículo de Antonio Caño en El País. Y en realidad sólo ha dado el primero de una larga serie de pasos, y no el más difícil. Lo que aprobó el sábado la Cámara de Representantes es una proyecto de reforma. Ahora el Senado tendría que aprobar el suyo (algo muchísimo más difícil dada su composición) y, si lo consigue, una comisión tiene que refundir los dos proyectos en uno, que tendrá que ser votado de nuevo por las dos cámaras.
No sé si Antonio Caño lo sabe.
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