NO HAY CONJURA: se llama mercado. El País da una clase de parvulitos a Zapatero, Pepe Blanco y compañía. Parece mentira que haya que explicar cosas tan elementales a personas -se supone- que adultas.
Tampoco le iría mal la clase a quienes ven las llamadas ventas a corto (short selling, en inglés) como el gran mal, cuando son operaciones que se suelen hacer cuando se tiene clarísima la debilidad y los problemas del producto financiero en cuestión (Nacho Escolar parece intuirlo cuando dice que "su negocio es sacar tajada del pánico", pero luego se lo lleva a su terreno altermundialista habitual sin percatarse de que el que alguien saque tajada de algo no quiere decir que lo provoque).
Y es que, a diferencia de las operaciones habituales en las que como mucho uno se juega lo invertido, en una operación de short selling que sale mal uno puede llegar a perder hasta la camisa: después de vender a descubierto con un valor "prestado" y provocar su desplome, éste puede subir precisamente por estar por los suelos, o porque la apuesta era equivocada... y subir... y subir... y el shortseller no encuentre a quién comprar para devolver el título, porque todos los que tienen el valor en ese momento no se quieren desprender de él ni locos, precisamente porque está subiendo... y puede subir hasta más allá del precio al que el shortseller lo tomó prestado... y seguir subiendo... y cuando éste finalmente puede comprar, tenga que pagar mucho más de a lo que vendió en descubierto. Como se suele decir, en cuanto a potencialidad para sufrir pérdidas en operaciones de short selling, "the sky is the limit". Literalmente. Ese fue precisamente uno de los principales problemas, junto a la compra a crédito, por el que pinchó la burbuja bursátil del cambio de milenio.
Además, el mercado español no ha sido el tradicionalmente el típico preferido por los fondos que hacen short selling, por lo menos hasta ahora, porque es una bolsa con relativamente poca liquidez: son empresas menores y con menores floats que en los países donde estas operaciones abundan. Si precisamente ahora los fondos que hacen operaciones a corto se fijan en España para meterse en la que es la modalidad de inversión más delicada , con diferencia, es porque tienen clarísimo que esos títulos van mal y, lo que es más importante, que no hay esperanza de que se recuperen. De otro modo no correrían tamaño riesgo.
Tampoco le iría mal la clase a quienes ven las llamadas ventas a corto (short selling, en inglés) como el gran mal, cuando son operaciones que se suelen hacer cuando se tiene clarísima la debilidad y los problemas del producto financiero en cuestión (Nacho Escolar parece intuirlo cuando dice que "su negocio es sacar tajada del pánico", pero luego se lo lleva a su terreno altermundialista habitual sin percatarse de que el que alguien saque tajada de algo no quiere decir que lo provoque).
Y es que, a diferencia de las operaciones habituales en las que como mucho uno se juega lo invertido, en una operación de short selling que sale mal uno puede llegar a perder hasta la camisa: después de vender a descubierto con un valor "prestado" y provocar su desplome, éste puede subir precisamente por estar por los suelos, o porque la apuesta era equivocada... y subir... y subir... y el shortseller no encuentre a quién comprar para devolver el título, porque todos los que tienen el valor en ese momento no se quieren desprender de él ni locos, precisamente porque está subiendo... y puede subir hasta más allá del precio al que el shortseller lo tomó prestado... y seguir subiendo... y cuando éste finalmente puede comprar, tenga que pagar mucho más de a lo que vendió en descubierto. Como se suele decir, en cuanto a potencialidad para sufrir pérdidas en operaciones de short selling, "the sky is the limit". Literalmente. Ese fue precisamente uno de los principales problemas, junto a la compra a crédito, por el que pinchó la burbuja bursátil del cambio de milenio.
Además, el mercado español no ha sido el tradicionalmente el típico preferido por los fondos que hacen short selling, por lo menos hasta ahora, porque es una bolsa con relativamente poca liquidez: son empresas menores y con menores floats que en los países donde estas operaciones abundan. Si precisamente ahora los fondos que hacen operaciones a corto se fijan en España para meterse en la que es la modalidad de inversión más delicada , con diferencia, es porque tienen clarísimo que esos títulos van mal y, lo que es más importante, que no hay esperanza de que se recuperen. De otro modo no correrían tamaño riesgo.
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