jueves, mayo 13, 2010

[Actualizado 3 veces] ZAPATERO ENTIERRA A KEYNES:
Esta última reacción del gobierno ante la evidencia ya incontestable del desastre económico español ofrece una prueba nítida y precisa de la verdadera credibilidad que tiene la leyenda de los estímulos públicos entre sus propios defensores: cuando las cosas se ponen verdaderamente feas hasta Zapatero aparca las supersticiones keynesianas y se pone a recortar gasto público.
ACTUALIZACIÓN. Estoy muy de acuerdo con Albert Esplugas en su perplejidad. Las medidas de ayer, o el que hecho de que Zapatero haya enterrado a Keynes, son buenas noticias objetivamente consideradas. Lo que no quiere decir que sean suficientes: además de muchas otras medidas de austeridad, me gustaría ver medidas de estímulo económico y reformas estructurales, muy especialmente la del mercado laboral. Pero el que haga falta más no quiere decir que lo que se esté haciendo sea necesariamente malo.

Otra cosa es que se pueda, y deba, decirse que el retraso ha deteriorado la situación a niveles inconcebibles. O que se ponga a Zapatero delante de su espejo: aquél en el que se ve a él mismo negándose a adoptar estas medidas hasta hace menos de una semana. No sé, parece que Zurbano hubiese sido el foro adecuado para proponer y consensuar estas cosas. Por no hablar de la reunión con Rajoy la semana pasada: todos pudimos oír a Zapatero negando, con ese énfasis tan suyo, lo que ayer mismo anunció.

Es un cambio casi cósmico, y desde luego tiene que ver con lo ocurrido el fin de semana en Bruselas. Y estoy leyendo, o escuchando, a mucha gente preguntándose qué es lo que ha hecho cambiar a Zapatero.  No hacía caso cuando el Banco de España, centros de estudios de todo tipo, el FMI, el Banco Mundial, o las firmas de análisis, todos ellos por unanimidad, le estaban pidiendo que "hiciese cosas", y en cambio ayer presentó de sopetón un paquete de medidas como el que le pedían.  Mi teoría es muy sencilla: Zapatero no hacía caso cuando eran los técnicos (en sentido amplio) los que le decían lo que tenía que hacer. Zapatero es alguien que alardea de haber hecho de ingeniero para decidir -solo en su despacho de La Moncloa, rodeado de planos e informes técnicos- por dónde tenía que pasar el túnel del AVE. Él no decide en base a datos ni a recomendaciones de los técnicos. Le basta su intuición. Pero Zapatero es un hombre político, y como tal sí tiene en cuenta a los políticos. Y le ha visto las orejas al lobo cuando sus colegas europeos -en plan grupo de amigos de un heroinómano al borde del abismo que se encierran con y no le dejan salir hasta que acceda a ir directo a un centro de desintoxicación- le dijeron el domingo que "o haces algo, o ahí te quedas". Y sobre todo cuando el martes recibió La Llamada. Eso es por lo que el Zapatero de ayer no es el mismo de siempre.

ACTUALIZACIÓN II. ¿Marejada en el gobierno y en el PSOE?

ACTUALIZACIÓN. Zapatero presentó una moción de censura contra sí mismo.