miércoles, febrero 09, 2011

UNA ERA DORADA:
En 1989, un 41% de la población mundial vivía en condiciones de pobreza extrema (ingresos por debajo de $1,25 al día). El año pasado, este porcentaje rondaba el 15% de la población mundial. Si en vez de mirar porcentajes observamos cifras absolutas, los resultados son aún más espectaculares: en los últimos cinco años 500 millones de seres humanos han abandonado la pobreza más absoluta, y empiezan a ver los beneficios de esto que llamamos “civilización”.

País por país, hay algunos casos increíbles. En China el porcentaje de habitantes que viven por debajo del umbral de pobreza ha caído del 85% en 1981 al 15% el 2005 – y probablemente ha caído aún más en los últimos cinco años. India ha caído del 60 al 40%. Brasil del 17 al 8%, con una redistribución substancial de la renta y una caída notable del nivel de desigualdad.

[...] ¿De dónde ha salido toda esta reducción de pobreza? La respuesta es muy, muy simple: crecimiento económico. Tras largas décadas de política económica incompetente, aislacionismo absurdo, disfuncionalidad política galopante y tozuda negación de la realidad, los dos países más poblados de la tierra decidieron dejarse de historias y enchufar su economía a la del resto de la humanidad. Siguiendo el modelo japonés después de la Segunda Guerra Mundial por un lado, y la enormidad de su mano de obra por otro, empezaron a aceptar inversión exterior, se lanzaron a fabricar y ofrecer servicios al resto del planeta, y dejaron que la inacabable demanda del mundo desarrollado hiciera el resto.  Otros, como Brasil o Indonesia, les siguieron con parecido entusiasmo, cada a uno a su modo. Otros, como (tristemente) parte del mundo árabe, decidieron que esto del capitalismo es una cochina conspiración del Gran Satán y se quedaron atrás.
España es historia aparte, por eso.

Más, en inglés, en Foreign Policy.