DÓNDE ESTÁ WILLY, se pregunta Joan B. Culla:
Fue el pasado 16 de febrero cuando se inició en Bengasi la revuelta popular libia contra la tiranía de Gadafi. Cuatro días después, los muertos en las protestas ya ascendían, según este diario, a 233. Han transcurrido desde entonces cuatro semanas; y, pese a las trabas e intoxicaciones informativas del enloquecido coronel, las características del enfrentamiento en curso -la desigualdad de medios entre ambos bandos, el papel represor de fuerzas mercenarias ya sean extranjeras o locales, la cultura tribal acerca de la traición y la venganza...- dan pie a calcular por millares, y en su inmensa mayoría civiles, las víctimas mortales en el país norteafricano.Leedlo entero.
Así las cosas, ¿dónde está Willy? Me refiero a Willy, o Guillermo, Toledo, el actor y vehemente activista contra la guerra de Irak, paladín de la causa palestina, abanderado de la causa saharaui, defensor hasta de los motivos que tienen los piratas somalíes para secuestrar barcos. Pero el interrogante podría extenderse a prestigiosos cantautores como Luis Eduardo Aute y Pedro Guerra, a Cristina del Valle y su Plataforma de Mujeres Artistas -especializadas desde hace lustros en la denuncia de la ocupación israelí-, a David Segarra, Laura Arau y Manuel Tapial, los tres militantes españoles que, en mayo de 2010, trataron de alcanzar Gaza a bordo de la llamada flotilla de la libertad. ¿Dónde están todos ellos? ¿Cómo es que los dramáticos acontecimientos de Libia no les han sugerido un gesto de protesta, un manifiesto, ni siquiera una sencilla nota condenatoria?
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