PEDRO NUENO (req. suscr.):
Cuando piensas en los problemas que tienen los jóvenes para encontrar trabajo sufres. Cuando ves estas acampadas de indignados aún sufres más porque es difícil solucionar el problema por esa vía. Pero hemos de encontrar una solución. Buscando, no puedes evitar repasar la historia. A lo largo de los años hemos ido montando una vida cada vez más cómoda para los jóvenes. Estudiar ingeniería en los años sesenta implicaba dos años durísimos de ingresos selectivos - si no los pasabas, no eras ingeniero-y cinco años de carrera, siete en total. Pero además, tenías que hacer la mili y si eras mujer, el servicio social. ¿Y si volviésemos a poner la mili? Imaginemos que los jóvenes que acaban una carrera tuviesen la obligación de trabajar duro y sin cobrar un par de años. Y las empresas, en función de su tamaño, tuviesen la obligación de contratar en prácticas, sin ninguna consecuencia al darlos de baja, a estos jóvenes graduados. Yo estoy convencido de que nadie dejaría escapar a un joven inteligente, trabajador, que no hubiese fallado ni un día y sin mirar el reloj. Si, por lo que fuese, el trabajador en prácticas no viese su futuro en la empresa que le había tocado, siempre podría desde ella buscar otra cosa, pero ya con una cierta experiencia. O podría buscar una beca e irse a hacer un máster a una buena escuela por el mundo. No he visto que en Harvard admitan jóvenes por estar acampados indignados. Y estas prácticas podrían ser en un despacho de abogados, o en una consultora, o en una ingeniería, o en una fábrica de componentes de automoción, o en una escuela de dirección de empresas, o donde fuese.
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