DEMAGOGIA IMPOSITIVA: este es un guest post escrito por Álvaro de la Cueva, que además de ser un buen amigo y fiel lector de este blog es profesor de Derecho Tributario en la universidad Autónoma de Madrid (podéis seguirle en Twitter, @alvarodelacueva):
En los últimos tiempos estoy viendo con preocupación como un medio ”independiente” de comunicación viene utilizando toda su artillería para propagar una peligrosa doctrina sobre la “responsabilidad social fiscal de las empresas”, no dudando en exponer públicamente a aquellas empresas que no sólo no quieren pagar más de lo que les toca, sino que incluso tienen la osadía de querer pagar pocos impuestos.A ver.
Como las malas enfermedades, la doctrina parece extenderse, y este lunes se recoge incluso en el artículo de Kike Vázquez en El Confidencial, un articulista del que en ocasiones he disfrutado, pero que parece haber sucumbido a las tesis más socialistas posibles en materia de fiscalidad: la de que las empresas no tienen derecho a optimizar sus costes fiscales.
Y es que todos estos articulistas teóricamente bienintencionados suelen olvidar varias cosas. En primer lugar, olvidan que los impuestos son un coste para la empresa, coste que como tal debe ser reducido de la forma más eficiente posible. Un buen gestor tiene por obligación maximizar el retorno para sus accionistas y por tanto no incurrir en costes (fiscales incluidos) superiores a los que tendría que pagar. Lo contrario supone, no nos olvidemos, un fraude al accionista de la empresa, que ve reducidos sus beneficios. Un accionista que además no suele ser una malvada megacorporación industrial sino, en última instancia, algún ahorrador o pensionista de Baltimore, Manchester o Gijón que tiene invertidos sus ahorros en un fondo de inversión que ha invertido en la empresa… pero esa es otra historia.
Asimismo, olvidan que las empresas no tributan en el Estado de su matriz por toda su renta consolidada mundial, sino que solo lo hacen por la que obtenga de forma directa cada empresa. Y, también olvidan que cualquier multinacional no se compone de una sola sociedad, la original, que surgió en su momento en Santa Clara, Nueva York, Londres o Arteixo, sino de una multitud de sociedades distintas, especializadas cada una en una función concreta (distribución, financiación, intangibles, ventas, etc) que realizan para todo el Grupo. Son funciones que se retribuyen a unos precios que, precisamente por el potencial de movimiento de beneficios entre distintos países que contienen, son comprobados por las administraciones fiscales de todo el mundo. Y, por supuesto, esas sociedades pueden estar situadas en diversos países, según las necesidades de cada caso.
El artículo de Kike Vázquez olvida todo esto, y contiene varios errores de bulto. Por ejemplo, cuando dice que “Por una parte están los paraísos con secreto bancario, en los cuales se está faltando a la ley ya que la hacienda local no podrá gravar conceptos que debería por su ocultación”, argumento contradictorio donde los haya, puesto que si es un paraíso fiscal no debería gravar las rentas y por tanto el que haya o no secreto bancario no debería influir, ni suponer una infracción legal en un país de baja tributación.
También se equivoca cuando, como quien no quiere la cosa, copia un gráfico de Business Week sobre la estructura de planificación fiscal de Google como ejemplo de planificación elusiva y malvada donde las haya. Lo cierto es que esa estructura que puede parecer artificiosa a cualquier alma caritativa ha sido aprobada expresamente por el IRS (la Hacienda estadounidense) en un acuerdo con Google, del año 2006. Esto también se dice en el artículo de Business Week, pero paradójicamente Kike Vázquez no lo menciona. Como tampoco menciona que, hasta la fecha, ninguna administración tributaria ha sido capaz de cuestionar la legalidad de las actuaciones de Google hasta el punto de que Francia, primer país que protestó, tuvo que limitarse a crear el "Google Tax", esto es, un impuesto a la publicidad online.
No podía faltar tampoco la habitual referencia a las palabras de Buffett y Obama sobre el tipo efectivo del IRPF de la secretaria del magnate (30%) frente al del mismo Buffett (17,7%) y la injusticia que ello conlleva. Se trata, una vez más, de una falacia usada con fines demagógicos por quienes la propugnan, que olvidan que los dividendos que perciben los accionistas ya han tributado previamente (al 35% en EE.UU.), por lo que el tipo efectivo de tributación soportado por los dividendos del Sr. Buffett habrá sido del 46,50% (35% + 17,7 x 65).
Por último (y por no hablar de la teoría sobre los insolidarios free riders que van por libre, perjudicando a los demás, en una clara demostración de que con D. Kike Vázquez como Ministro de Economía no habría emprendedores en este país), existe otra equivocación de bulto, cuando menciona a las Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros (ETVE) y el caso de ExxonMobil, acusando indirectamente al propio gobierno español de fomentar la no tributación por el hecho de consentir este régimen malvado.
Y es que parece que también ignora el articulista que las ETVE no son sino un régimen que está previsto para evitar no la tributación de las rentas sino su doble tributación. Parece mentira que el Sr. Vázquez no conozca lo que es la doble imposición: tributar dos veces por una misma renta. Esas rentas que ExxonMobil hizo pasar por España a través de una ETVE ya habían tributado en el país de las filiales de la ETVE, pagando religiosamente el Impuesto sobre Sociedades allí (y si no lo pagaron, la normativa fiscal de las ETVE se asegura de que se pague aquí). Por tanto, cuando los recibe la ETVE, lo más justo es precisamente que no vuelvan a pagarlo, ni cuando se perciben por la ETVE, ni cuando se pagan a su accionista.
Eso no es "no tributar", Sr. Vázquez. Eso es justicia tributaria, porque como decía antes no es justo tributar de más. Eso lo entiende hasta nuestro propio legislador. A ver si con un poco de esfuerzo lo entiende alguien más.
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