LA VERDADERA HISTORIA del 'cazador de negros' en Sudáfrica:
Es una tarde soleada de domingo de 2008 en una granja del noroeste del Sudáfrica. Un niño pequeño trae a unos amigos para ayudar a su padre y a su hermano mayor con las tareas típicas de granjero africano. Al rato, el niño se cansa y se tumba sobre el césped. Cae en un sueño profundo. De hecho, a simple vista se diría que ha muerto. En estas, llega un hombre blanco con un rifle de cazador en su mano; en la otra, un móvil con la que toma fotos del crío. El padre y los amigos se ríen viendo la escena mientras el blanco sugiere que trasladen al niño a la sombra. Tiene, además, otra idea: ¿por qué no darle el móvil al padre para que él pueda posar junto al niño con el rifle como si lo hubiera cazado? A todos les parece una idea muy divertida.
Tres años después, esa misma foto ha ultrajado a Sudáfrica, un país sobre el que todavía pesan décadas de racismo institucional.
Y no es para menos. Por supuesto que sería mucho peor si el niño estuviese muerto, pero la fotografía en sí es propia de unos malnacidos (todos los implicados menos el pobre niño, que estaba durmiendo) que juegan con algo muy serio y que tantos sufrimientos ha causado. Tal como lo explican, parece como que al ser una foto, ya no pasa nada.
Lo voy a decir con un paralelismo para que se entienda: imaginad que alguien se queda dormido en un banco de San Sebastián y se le acerca un tipo con capucha y boina, un cartel de Gora ETA y con una pistola en la mano. Qué idea más divertida, ¿verdad? Hay que se un sagerao para soliviantarse por una broma de nada, eh?
Hay cosas que no se hacen ni en broma.
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