sábado, diciembre 10, 2011

LOS tres conceptos clave para salir de la crisis: Xavier Sala-i-Martin escribió ayer esta nota que reproduzco con su permiso para quienes no están en Facebook:

La reunión de hoy de la UE ha sido decepcionante. Sí, se ha conseguido que todos los países de la UE se comprometen a dejar de mantener déficits estratosféricos y se ha puesto más dinero sobre la mesa para financiar los fondos de rescate. Y eso está bien. Pero ni la disciplina fiscal es la solución definitiva (de hecho, la restricción fiscal va a reducir la demanda agregada a corto plazo lo que va a agravar todavía más la crisis), ni las cantidades que se han aportado hasta ahora parecen suficientes para cortar los pánicos que seguro que van a volver y seguro que pueden convertir a los países “solventes pero faltos de liquidez” como Italia y España, en países directamente insolventes.
 
En este sentido, la decepción de la cumbre ha venido por dos motivos. El primero es que no se ha despejado la duda de si el BCE va a asumir el papel de “lender of last resort” y va a comprar deuda soberana de forma masiva. EL BCE es la única institución europea creíble y con la suficiente pólvora para hacer de cortafuegos. La pregunta es: ¿está dispuesto el BCE a hacerlo? La semana pasada, el nuevo gobernador, el Italiano Mario Draghi dejó entrever que si los países hacían los deberes en materia fiscal, el BCE podría flexibilizar su actitud y podría comprar deuda. El optimismo inundó toda europa durante unos días. Pero el mismo Draghi dijo ayer, el día antes de la reunión de jefes de estado de la UE que no se habían entendido bien sus palabras y que el BCE no imprimiría dinero de forma masiva para comprar deuda soberana y que solo lo haría para ayudar a financiar a los bancos (no a los gobiernos). Se esperaba que la reunión de hoy, día 9 de diciembre, echara un poco de luz sobre este tema pero la verdad es que nada de nada.
 
La segunda gran pregunta que no ha tenido respuesta es: una vez se solucione el problema de stock (el problema de deuda) queda por resolver el problema del flujo: el crecimiento económico. ¿Cómo se va a restablecer el crecimiento en un momento en que la disciplina fiscal va a agravar la crisis a corto plazo? Con esta nota voy a intentar explicar lo que serían mis propuestas.
 
 
Para que la economía europea salga de la crisis, es decir, para que aumente la producción o el PIB (que es lo único que al final va a acabar creando riqueza y empleo) es necesario que aumente o bien la oferta o bien la demanda. Preferentemente, lo deseable es que aumentaran ambas. Para que aumente la oferta ya he dicho en infinidad de ocasiones que es necesario que aumente la productividad de las empresas y de los trabajadores para lo que es necesario hacer profundas reformas del sistema educativo, regulatorio, financiero, laboral, funcionarial y estructural y todo lo que he ido discutiendo a través de los años de fomento de la competitividad (ver https://www.facebook.com/note.php?note_id=10150399402656345 como último ejemplo de lo que pienso sobre productividad, innovación y competitividad). Como de eso ya he hablado en numerosas ocasiones, hoy me abstendré de comentarlo por lo que me voy a restringir a la demanda: para que España salga de la crisis TAMBIÉN es necesario que aumente la demanda agregada.
 
 
La demanda agregada  de una economía tiene cuatro componentes. El primero es el consumo (la demanda que proviene de las familias), el segundo es la inversión (o demanda proveniente de las empresas), el tercero es el gasto público (demanda proveniente del gobierno) y el cuarto son las exportaciones netas (la demanda que proviene del exterior). De momento, esto no es una teoría sino una identidad (llamada identidad nacional). Es decir, TODOS LOS ECONOMISTAS DEL MUNDO están de acuerdo que la demanda agregada es la suma de consumo más inversión más gasto público,más exportaciones netas. ¡Todos! Economistas clásicos, neoclásicos, keynesianos, marxistas, lunáticos, incluso funcionarios del gobierno. ¡Todos!
 
En un principio, la disciplina fiscal que se va a imponer desde la UE y que se ha aprobado hoy va a reducir la demanda que viene del gobierno y eso va a agravar lo que ya es una recesión en toda regla. La pregunta es, ¿pueden los otros componentes de la demanda substituir la caída del gasto público?
 
El consumo familiar no va a aumentar. Mientras no aumente el crédito del sector financiero el consumo no puede aumentar. Además la riqueza de las familias está cayendo por la caída del precio de sus viviendas y por la reducción del valor de sus inversiones, fondos de pensión, activos financieros etc. La caída de la riqueza conllevará una caída del consumo cosa que agravará todavía más la recesión.
 
Es más, el consumo se va a ver reducido como consecuencia de los recortes que el gobierno va a aplicar para salir él del agujero: una parte de los recortes can a representar reducciones directas de los ingresos de los ciudadanos (como por ejemplo, los recortes en los salarios de los funcionarios o las pensiones). Otros recortes van a representar reducciones de la capacidad adquisitiva por subidas de impuestos (IRPF o IVA). Resumiendo, el consumo no sólo no puede ser la alternativa al gasto público para que impedir la caída de la demanda agregada sino que, con toda probabilidad, va a bajar y va a contribuir a un empeoramiento de la recesión.
 
La alternativa de las exportaciones es, a primera vista, la más atractiva. De hecho, es la solución a la que acuden la mayoría de países que se encuentran en una situación parecida a la de España. Para conseguir exportar más, lo fácil es depreciar la moneda (el euro), cosa que abarata nuestros productos en términos de moneda extranjera (el dólar) y abarata los productos extranjeros en términos de nuestra moneda (euro), cosa que lleva a los extranjeros a comprar más productos europeos porque son más baratos (aumentan exportaciones) y lleva a los europeos a comprar menos porque los productos extranjeros son más caros (bajan importaciones). El aumento de exportaciones y la reducción de importaciones hace que la balanza por cuenta corriente (o exportaciones netas) aumente y, con ello, aumente la demanda de productos del país.
 
El problema de depreciar la moneda es que, en la actualidad, el valor de la moneda de España o Italia, no depende de España o Italia porque ya hace años que cedieron su soberanía monetaria al Banco Central Europeo cuando decidió adoptar al Euro como moneda. El valor de la moneda Española o Italiana ya no se decide en Madrid o Roma sino en Frankfurt por lo que no se puede pensar en la depreciación el euro para poder fomentar la demanda.
 
Eso no quiere decir que no se pueda hacer una política de fomento de las exportaciones. Éstas también se pueden incentivar a base reducir costes. Una posibilidad (la que defiende para España el gran economista Keynesiano, Paul Krugman) es lo que se conoce como “devaluación interna”. Es decir, una reducción masiva de los salarios. Es curioso ver como los analistas españoles de izquierda defienden a Krugman como el gran gurú keynesiano al que hay que seguir a pies juntillas, ignoran que la propuesta de ese gran gurú es la reducción de salarios de un 30%. La idea de Krugman es que si se reducen los salarios, los empresarios van a ver reducidos sus costes con lo que van a reducir precios. Al reducir precios, los productos españoles van a ser más baratos y las ventas de productos españoles (es decir, las exportaciones) van a subir. Noten que el resultado es el mismo que habría con una devaluación. Por eso, y porque seguramente les da un poco de vergüenza proponer directamente reducciones salariales masiva, los proponentes de esta idea la llaman “devaluación interna”.
 
La tercera manera de aumentar las exportaciones pasa por, de alguna manera, convencer a la competencia de que suba sus precios para que pasen a ser menos competitivos y entonces pasar tu a robar sus mercados. Eso es lo que algunos proponen para Europa: que Alemania suba sus precios y así, de rebota, los españoles y los italianos pasan a ser baratos en relación a los alemanes. Los alemanes, por lo tanto, pierden mercados que pasan a ganar los países de la periferia. Todo esto es correcto pero no pasará: los alemanes no quieren hablar de inflación en su país y mucho menos de inflación que sirve para perjudicar a sus empresas que han hecho enormes inversiones en productividad para beneficiar a las ineficientes empresas españolas que han vivido de la burbuja durante años. ¡Ni hablar!
Existe una cuarta manera de fomentar las exportaciones que no consiste en devaluar la moneda o en reducir salarios de forma masiva: reducir otros tipos de costes. Las empresas tienen costes salariales, pero también tienen otros tipos de costes como los provenientes de regulaciones (medioambientales, laborales, financieras, etc) que ahogan la iniciativa privada. Esos costes se podrían reducir en cuestión de minutos y sus efectos sobre los costes (y por tanto sobre las exportaciones) tendrían efectos inmediatos. También se podrían reducir costes a base de aumentar la productividad de los trabajadores. Para ello habría que reformar el sistema educativo. Aunque eso no tendría efectos inmediatos sino a medio y largo plazo, esas reformas se tienen que empezar hoy porque el largo plazo a veces llega muy pronto: si se hubieran tomado medidas de largo plazo cuando empezó la crisis en 2007, aquellas medidas que tardan cuatro años en tener efecto ya estarían dando sus frutos! ¿Por qué no se han adoptado este tipo de medidas hasta ahora? Pues en gran medida por la acción de los poderosos lobbies que tienden a paralizar el progreso: los lobbies de profesores, los sindicatos, los  lobbies financieros, los lobbies medioambientales y un sinfín de gente con poder interesada en que las cosas no cambien.
 
Lo que nos lleva a la última alternativa: si el gasto público se va a reducir por culpa de las nuevas reglas europeas, el consumo no parece que vaya a aumentar en un futuro cercano y las exportaciones netas son de difícil manipulación, la única alternativa que queda es la inversión. Y aquí es donde, de nuevo, me sorprende la actitud de los economistas keynesianos que no sólo hablan de la macroconomia en términos de demanda (como si la oferta no existiera), sino que cuando hablan de demanda lo hacen como si ésta solo consistiera en aumentar el gasto público y el déficit fiscal. Y digo que me sorprende porque si uno lee a Keynes (y no a los propagandistas que dicen ser seguidores de Keynes) uno se da cuenta que el gran economista británico hablaba de la inversión como motor del ciclo económico. ¿O es que nadie se acuerda de la famosa frase de Keynes sobre los “animal spirits” que movían la inversión? Pues bien, hablemos de la inversión como alternativa. De entrada y tomando los “animal spirits” keynesianos de forma literal, una manera inmediata de fomentar la inversión es que el gobierno de CONFIANZA a base de ofrecer LIDERAZGO, POLÍTICAS CLARAS y CONVICENTES. Durante los últimos años, la indecisión y la falta de criterios claros por parte de los gobiernos de España e Italia han hecho mucho daño a sus economías porque han minado la confianza empresarial. Y sin confianza no hay inversión.
 
Pero, lógicamente, la confianza no lo es todo. Para que los empresarios vuelvan a invertir, los fundamentales de sus empresas deben estar en orden y para ello se requiere recuperar la productividad. Lo que nos lleva a hablar de nuevo de una regulación menos costosa, una educación más moderna y eficients, un sector financiero menos focalizado en la construcción y más interesado en iniciativas innovadoras, un mercado laboral más flexible que discrimine menos a los que no trabajan ya sea porque están en el paro o porqué nunca han trabajado, unas infraestructuras productivas construidas con criterios de eficiencia económica y no unos aeropuertos fantasmas construidos con criterios políticos.
 
En definitiva, vemos que TODAS las soluciones a la actual crisis van en la misma dirección: Hemos explicado que para aumentar la producción hay que aumentar la oferta o la demanda. Para aumentar la oferta es necesario aumentar la productividad. Para aumentar la demanda y ante la caída del consumo y el gasto público solo es posible aumentar la inversión y las exportaciones. Dado que España no puede depreciar su moneda ya que forma parte del euro y que no parece políticamente factible reducir los salarios un 30%, el aumento de las exportaciones pasa por el aumento de la productividad. Y el fomento de la inversión pasa por más seriedad política para dar confianza a las empresas pero también por aumentar su productividad. Por lo tanto, para salir de la crisis hay que aumentar la oferta, las exportaciones y la inversión. Y para conseguirlo los tres conceptos clave son: productividad, productividad, productividad.