miércoles, febrero 22, 2012

GUALS:
Hace unos días comentaba en twitter: “Uno entiende los problemas del Estado del Bienestar viendo el comportamiento de la gente ante el desayuno del hotel”. Todos hemos vivido ese espejismo de gratuidad: El desayuno ha sido pagado de manera colectiva y por una cantidad indeterminada (hay que reconocer que puede llegar a ser una sensación muy agradable), el hecho de que el desayuno resulte caro o barato ya sólo depende de lo que cada huésped sea capaz de comer con lo que tratará de maximizar el beneficio de la cantidad invertida desayunando lo máximo posible. De ahí los a veces inverosímiles platos de algunos clientes que se sirven cosas que no necesitan y que jamás pedirían si tuvieran que pagar ellos solos la cuenta. Como la pagamos entre todos cada cliente del hotel se convierte en un “gorrón” -los académicos lo llamarían Homo Economicus- que intenta que el desayuno le resulte antieconómico a otro cliente o al propio hotel.

Con las contribuciones sociales sucede exactamente lo mismo.
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