martes, febrero 28, 2012

LLUÍS BASSETS:
El patrono de Wikileaks ha perdido definitivamente los papeles. La última jugada de Julian Assange no se dirige ni a Putin ni a Hu Jintao, no denuncia a Bachar el Asad ni a Kim Jong-un, sino a un think tank privado, una sociedad de consultoría y prospectiva, que ha sido pirateada, atacada y robada con la excusa de que se trata de una especie de CIA privada, ‘la CIA en la sombra’ le llaman. Conozco el caso por dos razones: porque recibo los avisos como suscriptor de Stratfor, el site pirateado de donde han sido robados unos cinco millones de correos privados; y además porque hace poco más de un año prologué, a petición del editor español, el último libro publicado y traducido al español de George Friedman, el presidente de la compañía.

Nada puede justificar un asalto informático como el de Wikileaks contra Stratfor. No estamos ante una violación de las discutibles reglas de los secretos oficiales, por los que instituciones pagadas con los impuestos de los ciudadanos limitan el acceso de estos mismos ciudadanos a informaciones relevantes. No estamos tampoco ante casos de violaciones flagrantes de derechos humanos que justifiquen la violación del secreto legalmente protegido que las cubre.


No se entienden muy bien las acusaciones que desde Wikileaks se hacen a Stratfor para justificar el asalto. ¿Porque tiene suscripciones y subvenciones públicas? Las tienen muchos medios españoles en medida probablemente muy superior. ¿Porque realizan informes y estudios a petición de las empresas? Los hace The Economist. ¿Porque utiliza medios de espionaje? No se sabe que lo haya hecho Stratfor, de momento, aunque sí los utilizan los medios británicos, bien periodísticos, de Rupert Murdoch. ¿Porque se coordinan con servicios secretos? Más lo hacen los medios rusos afines a Putin, el patrón de patronos que ha contratado a Assange para su televisión internacional. Si Stratfor es una agencia de espionaje, entonces, ¿qué es Wikileaks? ¿Una rama periodística de Caritas?
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