DANIEL LACALLE: En defensa de la libertad económica.
La peor rueda de molino, y la más indignante, es la presunción de que hay que ceder mayores cuotas de nuestra libertad económica para que los mismos estados que nos han metido en ésta nos saquen de ella. La crisis de las hipotecas que tan bien diseñaron Greenspan y Freddie Mac y Fannie Mae –empresas públicas ambas- y la burbuja inmobiliaria que tan bien financiaron, entre otros, las cajas españolas –todas públicas- la queremos solucionar con nuevos entes promulgados por los mismos instigadores. Go Obama!, Go Griñan!, Go Fabra!Leedlo entero.
Desde la petulancia y prepotencia del que nunca ha equilibrado un presupuesto o manejado un negocio, les dicen que ellos tienen más y mejores soluciones que usted. Es curioso, porque yo me fío más de cómo maneja la economía una familia que se juega el pan o un empresario, que se juega la ruina, que un grupo de señores que, cuando quiebran un país, se van a su casa, reciben seis cargos públicos o privados y se dedican a dar discursos.
Por eso defiendo la libertad económica individual. Porque los incentivos perversos y el “riesgo/beneficio” de los estados y sus agencias no están alineados con los suyos o los míos como ciudadanos. Y no se trata de eliminar el Estado, que cumple funciones esenciales. Se trata de evitar el abuso del Estado. Asumir la teoría del buenísmo estatal de que actúan a favor del interés público no puede suponer un cheque en blanco para equivocarse y repetir. A un mal gestor se le quitan los fondos o se le envía al paro, o a la cárcel. A un mal gestor público se le hace consejero cuando pierde las elecciones.
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