MUY DE ACUERDO con Juan Ramón Rallo, sobre todo en el principio de su artículo, cuando dice de que es preferible una organización territorial basada en pequeños estados, y también que eso no significa que en la práctica eso sea siempre deseable; no tanto en algunas de las cosas que dice en el medio; y otra vez muy de acuerdo en la solución que prescribe: la necesidad del pacto fiscal y, en general, de la reorganización del sistema de financiación de las autonomías. Porque es contradictorio decir por un lado que el famoso déficit fiscal es un mito, o por lo menos exagerado (yo tiendo a pensar que lo es bastante), y a la vez decir que no se puede establecer un pacto fiscal porque arruinaría las finanzas españolas.
Démonos cuenta de que el sistema que propugna Rallo es, en esencia, un sistema federal. Se suele criticar, por ejemplo al PSOE, por proponer algo que no se sabe qué es. Y posiblemente es verdad que no lo sepan: oir a Rubalcaba hace unos días en una radio decir que en EEUU el federalismo es asimétrico porque hay estados que tienen pena de muerte y estados que no la tienen hace pensar que no saben muy bien de qué hablan (una cosa es tener competencias en derecho penal, por seguir con el ejemplo, y otra lo que cada estado decida hacer con esas competencias en concreto). Tampoco parece que sepan muy bien en qué consiste el federalismo quienes dicen que en realidad el sistema autonómico español es en esencia federalista porque "cada autonomía tiene muchas competencias", como si el federalismo dependiese de cuántas y cuán amplias fueran.
En realidad, el concepto de federalismo es muy claro y se basa en dos cosas muy simples: primero, supone que cada estado que compone la unión federal no sólo tiene competencias materiales, sino también muy especialmente la capacidad de recaudar sus propios recursos vía impuestos, sin depender de lo que el gobierno central les entregue, para poder ejercer esas competencias. Es decir que cada miembro de la unión federal sea responsable de sus gastos... pero también de sus ingresos. Fijaos que eso sería beneficioso porque se acabarían las excusas de si Madrid da o no lo suficiente: las autonomías en este momento hacen de poli bueno, repartiendo prebendas y cuidando benévolamente de sus súbditos, pero evitan tener que ejercer de poli malo recaudando el dinero necesario para poder hacerlo. No tienen ningún incentivo para limitar el gasto, porque siempre pueden pedir más y culpar a Madrid si no lo obtienen.
Y segundo, el sistema federal requiere una cámara legislativa nacional, el Senado, que sea una cámara verdaderamente territorial con máxima responsabilidad en cuestiones que tienen que ver con la organización del Estado. Actualmente el Senado nos parece inútil porque es lo que se llama una cámara de segunda lectura: sólo puede introducir modificaciones a los proyectos de ley aprobados previamente por el Congreso de Diputados que, a su vez, tiene después la última palabra para decidir si mantiene o no esas modificaciones. Bastaría con determinar una serie de materias por las que el sistema fuese al revés y que fuese el Senado la cámara de primera lectura (no haría falta llegar al extremo de EEUU, en los que las leyes se elaboran paralelamente en cada cámara y se reconcilian por una comisión en caso de discrepancias), para que tuviésemos un estado federal. En resumen: corresponsabilidad fiscal y reforma del Senado.
ACTUALIZACIÓN. Me olvidaba decir que hay dos problemas para que la receta de Rallo sea realidad: uno, que es bastante difícil que el PP se avenga a ello; ha invertido demasiado en lo contrario. Y segundo, sobre todo porque tras el disparo froilano en el pie, Artur Mas se ha quedado prácticamente sin fuerza política para negociarlo. Veía mucho más posible un acuerdo Mas / Rajoy para un pacto fiscal antes del 25-N, que se habría podido ver como un gesto político de alto nivel por ambas partes, que ahora, en que sería interpretado —sobre todo por el lado de Mas en Cataluña— como una muestra de debilidad tras su fracaso y una traición a los sentimientos independentistas que él mismo ha estado alimentando desde el 11-S. Tal como han quedado las cosas tras el 25-N, veo imposible que Mas se lo plantee.
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