[H]ay otro factor que induce al independentismo, del que casi no se habla y que tiene una gran influencia porque afecta a los intereses de las élites políticas, culturales y profesionales, todas ellas de un gran peso en la opinión pública. Se trata del nacionalismo que podríamos denominar corporativo. Los anteriores nacionalismos, el identitario y el económico, con razón o sin ella, estaban formulados desde los intereses generales, por el bien de todos. Este tercer factor, que naturalmente se oculta, sólo tiene en cuenta los intereses privados de unos pocos.
Pensemos en ejemplos concretos. Si ahora el president de la Generalitat visitase EE.UU. seguramente sería recibido por un funcionario de segunda categoría. Si Catalunya fuera un Estado lo recibiría Obama en la Casa Blanca. Descendiendo algo más: las actuales delegaciones comerciales se convertirían en embajadas, de las de verdad. Pasemos al plano de la sociedad civil: un filósofo o sociólogo, por ejemplo, hoy situado en el tercer rango de filósofos o sociólogos españoles, podría situarse en el primer rango catalán. Y ello es extensible a todos los demás profesionales: el Estado propio recompensaría la mediocridad al reducir el campo de la competencia. Este es el factor que nunca se menciona.
<< Home