PARA LOS QUE todavía creen en la viabilidad de la planificación central de la economía: en 2002, la Oficina de Presupuestos del Congreso de EEUU predijo que en 2012, la deuda pública del país sería del 7,4%. Pues es del... ¡74%!
Mientras tanto, vuelve la retórica apocalíptica: pasado el peligro maya, ahora es en torno al llamado precipicio fiscal de EEUU. Es verdad que el 1 de enero, si no se frena, caducarán ciertas reducciones de impuestos y se aplicarán algunos recortes de gasto público. Y que si eso ocurre se puede resentir la economía estadounidense, y de rebote la del resto del planeta. Pero presentarlo como Armagedón que el mismo día 2 ya habrá hecho implosionar el sistema capitalista de forma irreversible e irremediable es de un alarmismo injustificado. No hay nada que impida que, si no hay acuerdo antes de la medianoche de hoy, sí lo haya mañana, pasado o dentro de pocos días. Esos aumentos de impuestos y reducción de gasto público habrán entrado en vigor, pero tal como lo han hecho pueden ser derogados o modificados en cualquier momento. El alarmismo no es más que la estrategia de Obama y los demócratas para presionar a las republicanos para que pasen por el aro, y si no lo hacen para poder echarles la culpa del deterioro económico y de paso absolverse a sí mismos del deterioro de la situación.
ACTUALIZACIÓN. No había leído este post de Jordi Pérez Colomé, que no os podéis perder.
<< Home