YA SABÍA YO que me caía bien por algo: resulta que Ravi Shankar, que murió el otro día, no soportaba a los hippies y a los que adoraban su música por pose sin entenderla realmente, y en general repudió la prostitución de su música en manos de grupitos pop con pretensiones. Vamos, como si de golpe se supiese que Lluís Llach odia a los indepentistas.
Hay una anécdota deliciosa que explica el artículo, durante el famoso concierto por Bangladesh en el Madison Square Garden. Corría el año 1971, y Ravi Shankar sale al escenario con su grupo. Empieza a rasgar la sitar y su grupo cada uno lo suyo. El público entregado, aplaudiendo, en éxtasis. "Otra, otra" gritaban. Ravi Shankar se acercó entonces al micro y les dijo: "Celebro que les guste tanto ver cómo afinamos. Ya verán cuando toquemos de verdad".
Es un 0wned como una catedral.
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