miércoles, enero 09, 2013

LÓGICO:

La carrera de la industria automovilística hacia el coche eléctrico, animada desde el poder político, ha dado un brusco frenazo. Los directivos del sector no creen que esta tecnología vaya a ocupar más que un hueco minoritario y prevén un futuro cercano en que los fabricantes se afanen por reducir el consumo y las emisiones de los motores convencionales de gasolina. El adiós al petróleo tendrá que esperar. Otra vez. 

Por cierto que estos datos son reveladores:

La gravedad de la recesión ha arruinado previsiones en todos los terrenos, pero resulta muy chocante repasar hoy las expectativas que se depositaron en el coche eléctrico hace solo tres años. En abril de 2010, el entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero anunciaba a bombo y platillo una estrategia nacional para acelerar la implantación del vehículo movido por baterías. El plan incluía ventajas fiscales e inversiones por casi 600 millones de euros, y preveía que las ventas en España alcanzaran las 20.000 unidades en 2011 y 50.000 unidades en 2012. Las cifras finales han resultado sonrojantes: en todo 2012 se han matriculado 437 coches eléctricos en España, según el Instituto de Estudios de Automoción (IEA). La cifra es un avance del 19% sobre la igualmente ridícula cifra del año anterior.

Los coches híbridos, que llevan ya más de una década en el mercado, alcanzaron unas ventas más significativas, 10.077 unidades el pasado año, pero dan señales de estancamiento, pues disminuyeron un 2,6% sobre el año anterior. Eso en un mercado nacional de 700.000 matriculaciones es poco más del 1,5% del mercado entre híbridos (Toyota Prius o Yaris Hybrid) y eléctricos puros (como Nissan Leaf o Renault Twizy).

Todo un exitazo.