SE VEÍA 'DE VENIR':
La madrastra de Blancanieves no se compró el espejo para andar discutiendo con él, sino para que le dijera lo que anhelaba escuchar, pero se supone que la capacidad de emitir opiniones de un diario, por muy digital-crowdfunding que sea, es superior a la de una superficie pulida. Sin embargo, una turbamulta de suscriptores de medios de comunicación ‘online’ comienzan a comportarse como vulgares propietarios, forjados en cualquier club de fútbol en el arte del accionariado.
Ahora mismo, tras el vapuleo al que han sido sometidos primero Manolo Saco -por una columna que no convenció al español medio bolivariano- y después Roger Senserrich -por un artículo tan discutible como cualquier otro sobre las condiciones laborales en Bangladesh-, cualquier se lo pensará dos veces antes de escribir según qué en este diario digital. En el caso de Senserrich , su texto se perdía en el maremágnum de artículos monocordes sobre el mismo tema, pero los implacables lectores interpretaron que estaban precisamente ante el ajo quemado que estropeaba el conjunto del plato y arremetieron sin piedad.
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