sábado, junio 22, 2013

LA FISCALÍA DE EEUU ha decidido acusar a Edward Snowden por sus revelaciones sobre el espionaje de la NSA. Como en las repúblicas bananeras, fue una acusación y orden de detención secreta hasta que se vio obligada a hacerla pública tras haberse filtrado al Washington Post.

Vamos mejorando, Obama. Montas un tribunal secreto que autoriza la interceptación secreta de las comunicaciones, y emites acusaciones y órdenes de detención secretas. A este paso, cuando se acabe tu mandato, como no puedes repetir un tercero, te podrás presentar a la presidencia de Corea del Norte...

Que quede claro que el problema no es exactamente que EEUU monitorice hasta cierto punto determinadas comunicaciones. Que también, pero podría defenderse existen razones de seguridad nacional para las cuales es necesario encontrar un equilibrio, con todas las precauciones y salvaguardias debidas. El problema es que se haga con autorizaciones de un tribunal secreto, que no es controlado por nadie (la comisión del Congreso que supuestamente debería hacerlo estaba in albis), sin informar de ello a priori ("americanos, que sepáis que podemos controlar ciertas cosas por seguridad nacional"), y con responsables que han estado negando bajo juramento (el más destacado, James Clapper, el director nacional de inteligencia, es decir el 'gran jefe') que lo estuviesen haciendo.

Lo de "no es el delito, es el encubrimiento" es algo que no sólo iba por Nixon y el Watergate.