sábado, julio 13, 2013

DANIEL LACALLE:

Demasiado gobierno, demasiado poder, demasiada corrupción. Por ello hace falta transparencia absoluta, anteponer los principios a cualquier consenso, liderazgo y cercenar el acceso desproporcionado del Estado a la caja como parte de la solución. Precisamente porque esa es la única manera de garantizar los servicios esenciales que la gente valora. Si no, con la quiebra se hundirá todo, lo superfluo y lo necesario.

Tengamos en cuenta que un colapso institucional, cuando la deuda se ha disparado a casi un 90% del PIB, supondría una quiebra en cadena, que se llevaría por delante a la Seguridad Social y las pensiones, que están invertidas hasta un 90% en deuda soberana, a los bancos que acumulan 241.000 millones de bonos y créditos públicos... Y con ellos a las pymes y familias.

¿Es casualidad que esa percepción de corrupción creciente coincida con la crisis? No. ¿Y que se genere con el aumento del intervencionismo y el gasto público, a niveles el 49% del PIB de la UE, que se supone que es precisamente para combatir dicha crisis? Tampoco. Tras gastar cientos de miles de millones, la población sufre las consecuencias de lo que parecía un sistema muy atractivo, el asistencialismo clientelista, hasta que hay que pagarlo. “El socialismo es una idea estupenda hasta que se acaba el dinero de los demás” decía Margaret Thatcher.

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