El reciente auge en España de los deportes de élite, como el de la cocina de élite o la arquitectura de lujo, va ligada estrechamente al boom inmobiliario de los últimos 15 años y es un reflejo del modelo de crecimiento poco nutritivo en el que se ha especializado España desde su entrada en el euro. Los españoles, durante nuestro tiempo bajo el sol, no hemos dado al mundo ningún producto innovador, ni casi ningún nuevo modelo de negocio capaz de competir globalmente (con gratas excepciones, como Zara y Mango), pero sí hemos dado consistentemente al mundo sus mejores tenistas, ciclistas, futbolistas y jugadores de baloncesto o balonmano. ¿Por qué?
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