FRANCO EN SALMUERA: “Aquellos que descorcharon el champán cuando se murió Franco, en realidad estaban fletando un buque de largo porvenir. Un buque, el del antifranquismo, que ya ha durado tanto como el franquismo.”
La diferencia entre nuestros franquistas y nuestros antifranquistas es que a nuestros franquistas nos los comemos un día al año, el 20-N, y a nuestros antifranquistas todos, incluido el 20-N. Cierto que algunos años traen extras, como este 2013 el del asalto de los zopencos de Falange a la librería Blanquerna de Madrid. Pero, aparte de los numerosos tics franquistas de la población (incluida la población que se llama de izquierdas), lo que sociológicamente se mantiene vivo del franquismo es el antifranquismo.
El antifranquismo ha venido a ser la salmuera que ha conservado el cadáver de Franco. Y no en tanto memoria histórica, sino en tanto industria que rinde réditos.
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Y mientras tanto… todo con tibias condenas. Imaginad que hubiese sido al revés. No tenemos nada más que recordar el ataque a la librería Blanquerna el pasado 11 de septiembre. Total y absolutamente impresentable e inaceptable, pero un acto que hemos visto más de una vez protagonizado por izquierdas y entonces se le llama como mucho “reventar un acto”, cuando no simplemente “acción de protesta”.
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