sábado, noviembre 02, 2013

LEED ESTO y luego pensad en las habituales quejas de la explotación laboral infantil por parte de conocidas marcas occidentales:

Viajando por Camboya, hace 15 años, descubrí un pueblo en el que cada casa había sido transformada en un burdel donde se vendían niñas. Uno de ellos tenía la Habitación Rosa: en ella se podía abusar de vírgenes de entre 7 y 12 años. Durante los siguientes años, ni siquiera en la guerra volví a ver un lugar más infame y desolador. Esta es la historia de mi regreso al pueblo prostíbulo y lo que me he encontrado allí (os sorprenderá).

Es uno de los relatos del nuevo libro de David Jiménez, El lugar más feliz del mundo.