VALENTÍ PUIG sobre la semana intensiva de Oriol Junqueras:
El momento en que el globo aerostático de Oriol Junqueras volaba más alto ha coincidido con su primer síntoma de finitud política.
[…] Todos los vientos parecían soplar a su favor y, de repente, el trasvase de votos de CiU a ERC puede parar, sin que CiU tenga que hacer casi nada. Curiosa paradoja: si hasta ahora la Convergència de Mas parecía estar trabajando para los intereses de ERC, el episodio de Bruselas implica que CiU recupere el aliento y por una vez logre aprovechar el error de Oriol Junqueras. Al mismo tiempo, la amedrentada rectificación de Junqueras le puede dar algún voto anti-sistema a la CUP. Se le acaba el período de gracia dispensado a los nuevos gobiernos o a los políticos que estrenan etapa. Hasta ayer, la presunta calma política de Junqueras era una presencia infalible, intocable. Junqueras fue una especie de tercer hombre, determinante en el empuje independentista pero personalmente inidentificado. Pocos perfiles periodísticos, críticas muy escasas, doble medida político-mediática: son elementos que configuraron no una lógica incógnita sino la transfiguración de Junqueras, más allá de su partido, en fiel de la balanza y medida de todas las cosas. Y es así porque Artur Mas lo hizo posible, a costa de perder escaños y votos. El incidente de Bruselas tal vez revierta ese proceso.
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