El proceso, que algunos querrían que condujera a la convocatoria de un referéndum de autodeterminación, ha sido concebido, desde el momento de su arranque, como una batalla por la opinión pública. Esta batalla se dirime a diario en los medios de comunicación de masas, donde el soberanismo se ha empleado a fondo en ofrecer un relato que pueda resultar atractivo para el consumidor medio, ya sea ofreciendo mitos ilusionantes para los ya convencidos, ya sea aportando elementos potenciales de tranquilidad e ilusión para un gran número de ciudadanos que hasta hace no mucho se habían mostrado escépticos o totalmente desinteresados respecto al proyecto independentista tradicional. Esta batalla es la que presenciamos todos a diario, y la que acostumbra a ser objeto de atención por parte de las intervenciones públicas de tertulianos y comentaristas contrarios al soberanismo.
Pero en el trasfondo de esta batalla, se juega otra, tanto o más importante que la primera: la batalla por la hegemonía epistémica.
Seguid leyendo; fijaos que pasa un poco lo mismo en otro ámbito muy distinto: el de los calentorros climáticos…
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