¿IMAGINÁIS que un político pro-vida resultase que regentaba una clínica abortista, lo que se liaría? Sería primera página de todos los periódicos, y los tertulianos enronquecerían con el tema.
Pues algo así, pero al revés ha pasado sin que nadie diga nada: un político anti-armas, Demócrata, ha sido acusado de tráfico de armas. Con islamistas filipinos, nada menos.
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