QUÉ MANÍA con lo de “acatar el resultado democrático de las urnas”, como si de las urnas no pudiese salir nada ilegal.
En Estados Unidos varios estados, entre ellos California, decidieron prohibir en referéndum el matrimonio gay. Varios tribunales de apelación, y finalmente el Supremo, permitieron el matrimonio gay, sin que haya habido ni una sola voz que haya dicho que yendo en contra de lo que votó la gente se ha vulnerado el resultado democrático de las urnas. Han aceptado el veredicto, y punto. Y no, el Supremo de EEUU no está menos politizado que el Constitucional español: a los magistrados de aquél los nombra no ya el parlamento sino el presidente mismo.
Pero claro, aquello es un país serio en el que se entiende eso tan extraño como el imperio de la ley, el principio de legalidad y la separación de poderes.
<< Home