ADEMÁS DE TODO LO SABIDO a estas alturas sobre la estafa en el programa Petróleo por Alimentos, que he tratado en varias ocasiones (usad el buscador de arriba para los posts relacionados), ahora resulta que Paul Volker, el expresidente de la Reserva Federal que fue designado por Kofi Annan para la investigación interna del escándalo, tiene vínculos con el banco BNP Paribas y la petrolera TotalFinaElf (entonces Total a secas), dos de las empresas francesas implicadas hasta las cejas.
Vínculos no quiere decir que Volcker sea culpable de nada, en principio; se trata de una relación antigua (más o menos de cuando se inició el programa iraquí en 1996), y además era relativamente indirecta, a través del holding Power Corporation propiedad de Paul Desmarais, multimillonario franco-canadiense próximo a... lo habéis adivinado, a Chirac.
La pregunta entonces es por qué, si esos vínculos no suponen nada de lo que tuviese que avergonzarse, no los hizo públicos en el momento hacerse cargo de la investigación, como hubiese sido lógico. Por algo parecido, a Cheney no paran de darle la lata con Halliburton.
Desde luego, es increíble la cantidad de cosas que salen tirando de los hilos del fraude en la ONU en relación con el petróleo de Saddam, y a saber con los demás: por haber, hay hasta salpicaduras hacia Boutros-Butros Ghali, el predecesor de Annan en la secretaría general del organismo-tótem (debe ir en el cargo) y, nada menos, que hacia el expresidente Jimmy Carter. Sí, el del premio Nobel de la Paz por haberse opuesto, entre otras cosas, a la guerra de Iraq.
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