viernes, enero 28, 2005

ÁLVARO DELGADO-GAL:
España anda patas arriba desde que el sábado pasado unos borricos maltrataron verbal y gestualmente al ministro de Defensa. Por razones que no se explican muy bien, el ministro registró esas ofensas intolerables como ataques físicos. Entre los sospechosos de la no agresión, aunque sí abuso o estúpida torpeza, había dos cargos del Partido Popular. El delegado del Gobierno decretó su arresto ilegal. El agente encargado de llevarlo a cabo se negó a ejecutar la orden y fue necesario acudir a un segundo agente para que el delegado se quedara tranquilo. El asunto pasará a los tribunales, mientras los dos partidos porfían en tirarse de los pelos con energía creciente. Todo esto es lamentable y apunta en una pésima dirección.
El enlace sólo es válido hoy así que voy a copiar el resto del artículo en los comentarios.

Por cierto, estoy muy de acuerdo con Carmelo Jordá sobre la famosa carta: es lamentable, pero no debe sacarse de quicio como se está haciendo. Al fin y al cabo en la manifestación había mucha más gente que militantes madrileños del PP, y más que debería haber habido de todos los partidos. Además la carta es independiente de lo que ocurrió antes y después: los censurables insultos, la -por ser benévolos- exageración de Bono, la detención ilegal y en frío de dos personas por una agresión que la policía ya sabía entonces que no había existido (al fin y al cabo esta ya habría hablado con los escoltas, ¿no?), todo eso no depende de los términos de esa carta cuya existencia, por otra parte, no fue conocida hasta el martes.