domingo, enero 23, 2005

SUELE DECIRSE que denunciar la corrupción en la ONU, por ejemplo en torno al programa Petróleo por Alimentos -la estafa de mayor volumen cometida por nadie jamás, a cuyo lado lo de Enron es mera calderilla-, es cosa de la ultraderecha, molesta con el hecho de que San Kofi haya osado llevar públicamente la contraria al emperador del gatillo fácil. Así que investigar cuánto dinero se han embolsado los corruptos sería, ya se sabe, cosa de Fox News o de la COPE en España.

Evidentemente eso es falso además de un sistema para intentar evitar investigaciones incómodas, al impugnarse sin base alguna la motivación de los acusadores. Porque lo cierto es que hay no pocos analistas de izquierdas que se unen a la denuncia en términos muy claros, precisamente porque -ellos sí- creen en el ideal de una organización como la ONU, y por ello entienden que la mejor manera de defender el papel de ésta es asegurarse de que ésta esté limpia de toda práctica corrupta. Y, por ello, algunos de estos izquierdistas coherentes usan términos muchísimo más duros de lo que suelen usar los "críticos de derechas".

¿Queréis un ejemplo? Es de hace unos pocos meses, pero me acabo de topar con este artículo de la periodista paquistaní Anjum Niaz, nada menos que en Zmag.com (si no conocéis la publicación, haced clic en este segundo link y veréis de qué va la cosa). Niaz es durísima, en un tono que ni Federico J. Losantos en un día en que se hubiera levantado con el pie izquierdo:
His son Kojo is the cause. Kofi, the dad, running the United Nations as the first black to become the 7th Secretary General - thrashing through a 40 year UN thicket infested with hobbits and orcs - is normally a cool cat, known not to shrink from trouble but grow "calmer as a crisis mounts".

But this crisis is monumental; personal; and a grist for the gossip mills.

Colleague and crony Benon Sevan, appointed by Annan to oversee the $100 billion humanitarian Oil-for-Food Programme in Iraq is accused of cribbing half of the 14 million barrels of oil allocated to the UN as its fee - 2.2% - on each barrel of oil sold. Apart from embezzling millions for himself, the UN under secretary-general is said to have allowed Saddam Hussein to do business with French, Russian and Chinese contractors, funneling the kickbacks offered in return, to Hussein's personal accounts, totaling more than $10 billion.
Y esto no es más que el principio del artículo; leed el resto.