jueves, enero 13, 2005

SUPONGO QUE MÁS de uno esperáis que comente en extenso la noticia sobre el fin de la búsqueda de las armas de destrucción masiva en Iraq, según publicó ayer el Washington Post. Pues -y espero no suene demasiado frívolo- no lo voy a hacer. Primero porque voy muy justo de tiempo; pero sobre todo porque la noticia no es más que la confirmación del informe provisional del pasado mes de octubre elaborado por el equipo de inspectores dirigidos por Charles Duelfer, sobre el que comenté lo que tenía que comentar aquí.

Y también porque volver sísifamente a lo mismo una y otra vez para responder a las mismas deformaciones de lo que realmente implican esas noticias; a recordar los argumentos que en su momento se dieron para justificar la intervención militar y que los críticos ahora oportunamente olvidan para que ahora no se les estropee su tesis (entre ellos, que hasta Zapatero decía que Saddam tenía armas de destrucción masiva); para recordarles que es una patraña afirmar que se dijera que Iraq era una "amenaza inminente"; en definitiva, para rebatir las distorsiones que hemos estado sufriendo durante estos casi dos años; volver a todo eso me da una pereza terrible.